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Cosmovisión del grupo indígena Emberá

Jaibaná

Los tres submundos

De acuerdo a su cosmovisión, el mundo se divide en tres submundos: el mundo de arriba donde habitan los espíritus de los muertos, los gallinazos reales y Karagabi, su héroe cultural; el mundo intermedio donde se encuentra Trutuika y otros espíritus como la madre del agua, que toman la forma de animales o monstruos; y en el último, los seres humanos.

Jaibanismo

Un aspecto importante de la vida de los Emberá es su relación con los espíritus jai por medio de sus jaibanás, chamanes no hereditarios que aprenden de sus maestros ya experimentados, sobre el poder mágico espiritual, desde el cual se regula la vida, la salud, la subsistencia y la naturaleza.

Conciben tres formas de jai: los del agua, Dojura, junto con las Wandra, madres de los animales y plantas que moran en las cabeceras de los ríos; los Antumiá de la selva profunda; y los de los animales selváticos que son transformaciones de almas de los humanos muertos.

Los tratos de los jaibaná con los jai garantizan las actividades fundamentales de la sociedad y la continuidad de los ciclos naturales, estableciendo a la vez la territorialidad de las comunidades. Estos tratos tienen un carácter cosmológico en la medida que la comunicación y convenios con los jai regulan los intercambios entre los diferentes niveles superpuestos del universo.

Dachizeze, padre del mundo más alto, engendró a Tutruicá en el mundo más abajo y a Caragabí en este mundo. Se cuenta que Karagabí pudo hacer a los humanos sólo al pedir prestado el barro a Tutruicá y luego hizo moverse a los humanos porque supo quitarle la pesadez de la tierra. El maíz y el Pixbae ó chontaduro fueron traídos de un nivel más alto. Sin el intercambio de materiales y saberes entre mundos, la de la sociedad y la naturaleza no podría continuar. Karagabí logró derribar el árbol Jenené y en su raíz brotó el mar y sus ramas son los ríos y sobre los ríos está una gran serpiente, Jepá, con la que se puede acceder a transportarse entre niveles del mundo, lo cual también ocurre en las cabeceras de los ríos, donde transitan los seres del mundo de abajo y arriba.

Los animales cazados que tienen sus madres en las cabeceras de los ríos son gente de abajo visibilizada como animales y las almas de los humanos muertos pueden ser comida de la gente de abajo, como cuando una serpiente pica un humano, se considera que la gente de abajo lo ha cazado.

Los jaibaná continúan la labor de Karagabí y otros héroes de los relatos, al ser instrumentos de trato con los niveles del cosmos y propiciar la continuidad de los intercambios que caracterizan la vida, que es naturaleza y sociedad a la vez.

Webgrafía:  http://www.todacolombia.com/etnias-de-colombia/grupos-indigenas/embera.html

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