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Economía del grupo indígena Emberá

La familia (hombre, mujer e hijos) es la unidad básica productora - consumidora de los Emberá. Vive en un tambo construido por sus miembros, quienes además fabrican todos los instrumentos y útiles necesarios para sus trabajos de producción. Las actividades cotidianas se extienden a la parentela, que constituye unidad de cooperación para trabajos más arduos y pesados, como la preparación de terrenos para cultivos, siembras, recolección, obtención de materias primas para vivienda, transporte de madera, etc. Actividades realizadas por sus miembros de acuerdo con la división sexual. El trabajo es un ideal cultural que proporciona todas las satisfacciones.

La tierra es un resguardo comunal, por consiguiente los lugares donde se caza y recogen frutos no pertenecen a nadie, pues es un bien común, Cada quien comparte lo obtenido, pues la generosidad y la hospitalidad se encuentran entre los ideales Emberá más elevados.

Aunque no hay linderos establecidos, cada familia tiene derecho al terreno que preparan y trabajan, el cual será heredado por los hijos. Claro está, que en zonas de montaña cada vez es menor la cantidad de tierras, por la presión colonizadora, lo cual implica dejar el sistema rotativo de los cultivos y una sobrepoblación en un predio; por consiguiente, esto ha influido para que la posesión de la tierra sea hoy en día más individual.

Aunque los resguardos son un derecho de las culturas indígenas, de los Emberá al igual que de otras culturas, hay algunas comunidades que no lo tienen, o son muy reducidos para poder desarrollar su sistema de vida.

En los territorios Emberá, titulados o no como resguardos, se desarrolla una serie de actividades. Las principales son las agrícolas, que involucran gran parte del tiempo. En los cultivos participan hombres, mujeres y niños. Actividades masculinas son la tumba de monte y la roza, preparación de semillas, siembra, limpieza, cosecha, carga y almacenamiento en los cultivos de plátano, maíz, café, cacao, caña y arroz. Como los cultivos no requieren de excesivo trabajo, sino de deshierbes y limpieza esporádica, los hombres salen de caza y pesca todos los días y aprovisionan de leña la casa. La talla de diversos objetos de uso cotidiano y ritual es una actividad masculina, en zonas ribereñas elaborar la canoa hace parte de la cotidianidad. El hombre también se encarga de hacer la transacciones comerciales y realizar trabajo asalariado se es del caso.

Las actividades femeninas en los cultivos se relacionan con la cosecha, carga de productos y procesamiento de los mismos para la elaboración de los alimentos. Participan en los cultivos de plátano, maíz, arroz, café y caña, en las actividades de la roza, preparación de semillas, siembras, limpieza y almacenamiento.

La mujer inicia su jornada hacia las cuatro de la mañana, día que reparte entre la preparación de los alimentos, actividades agrícolas, cuidado de la casa y crianza de los hijos y elaboración de objetos de uso cotidiano, como canastos, recipientes cerámicos, vestidos, etc.

Por su parte los niños realizan actividades de acuerdo con su sexo, las cuales son iguales a la de los adultos. En los cultivos participan en la roza, siembra y cosecha y carga de productos.

El cultivo implica un trabajo de tala de los bosques en zonas muy húmedas; en zonas más secas, quemas en algunas ocasiones. Sus técnicas de cultivo requieren que la tierra se deje en berbecho de tres a cinco años entre siembra y siembra como mínimo. A raíz de esto deben rotarse nuevos terrenos, pero por la falta de tierras en algunas regiones éstas se cultivan varias veces seguidas.

Esta combinación de factores ambientales y tecnológicos influye para que las viviendas en algunas regiones del Chocó se hallen aisladas entre sí, en búsqueda de nuevas parcelas para sus cultivos itinerantes. En regiones de montaña, debido a la escasez de tierras, sus viviendas son más cercanas unas de otras, y están rodeadas de las chagras con cultivos permanentes, huertos y pequeños semilleros.

Dentro de los alimentos de mayor consumo se destacan los siguientes: el maíz, producto de vital importancia, puesto que como cultivo tradicional que es, está relacionado con actividades económicas de subsistencia y a nivel del pensamiento con la cosmovisión del mundo e ideología. Se siembra dos cosechas al año, en épocas de verano, que pueden coincidir con los meses de mayo a julio y agosto a octubre, voleando la semilla en terrenos planos, donde los granos se cubran con la vegetación de rastrojo, para que ésta los proteja. También se la siembra con chuzo, es decir, abriendo orificios en el terreno a los cuales se les introducen los granos.

El maíz se cultiva básicamente para la fabricación de la chicha, la cual se reserva para las fiestas, trabajos comunitarios y/o actividades cotidianas. La cosecha también se utiliza para envueltos, arepas, mazorca asada, harina de maíz, cocinado, en coladas etc.

El plátano es otro cultivo muy importante, sobre todo en las regiones chocoanas, a la vez es un alimento básico de la dieta Emberá. De este cultivo se dejan excedentes para la comercialización. Este producto se consume en diferentes formas: cocido, freído, asado, en colada, en harina, etc., en las tres comidas diarias.

Por ser un cultivo permanente da frutos todo el año. Su cosecha se obtiene a los ocho meses. Se siembra en terrenos de vegetación secundaria por medio de colinos, que se cuidan los primeros meses arreglando el terreno, pero luego se dejan libres y eventualmente en la cogida de los racimos se desyerba o cortan maleza.

El arroz es un cultivo nuevo para la región Emberá chocoana, y la siembra se realiza en terrazas húmedas, hacia marzo, con chuzos. Es una actividad familiar, los hombres van abriendo unos huecos en el terreno, en los cuales las mujeres depositan la semilla. Este cultivo sólo se limpiará un mes y medio después, quitándole la maleza.

Al madurar se escogen las espigas, cortándolas y guardándolas en canastos. También se puede cortar la mata. Las espigas se secan y luego se pilan, para ser nuevamente secadas y posteriormente almacenadas en recipientes de madera.

La caña de azúcar se siembra en las orillas de los ríos y desde los siete meses de cultivada se inicia su producción. Por ser un cultivo femenino el cuidado está a cargo de ellas. Se consume en pedazos o se procesa para obtener guarapo. En la obtención de este último intervienen tanto hombres como mujeres y lo hacen en un trapiche manual.

Cultivos como el café, el frijol y el cacao están relacionados con la comercialización para ellos se cumplen los mismos ciclos de los campesinos, es decir la recolección en noviembre y diciembre del café, en agosto y septiembre el fríjol y la recolección constante del cacao.

La siembra de los frutales no se realiza sistemática sino esporádicamente y su recolección se da de acuerdo con la cosecha. Entre los frutos se tienen los siguientes: piña, cacao, guanábana, aguacate, coco, naranja, limón, guayaba, mago, papaya, banano, guamo, caimito, borojó, chontaduro, entre otros.

Se siembran otros cultivos pero en menor escala como la yuca; también árboles útiles como la jagua y el achiote, para ser utilizados como tintes naturales, sobre todo en zonas chocoanas.

Los frutos de recolección son muy escasos, pueden se tubérculos silvestres, cogollos de ciertos helechos, frutos dulces, algunas larvas, miel, etc., pero no representan un porcentaje muy alto en la dieta alimenticia.

La cacería es un renglón muy importante de la economía Emberá, una actividad masculina, pero que día a día deja practicarse por la falta de territorios para este fin, sobre todo en las zonas de montaña. Los hombres centran su atención en los venados, tatabros, pécaris, guaguas, armadillos, ñeques, desplazándose individualmente o con más hombres. Las armas más utilizadas son las escopetas y los perros, pues la bodoquera y el arco y flecha, armas tradicionales, están entrando en desuso. Actualmente sólo en el alto Andágueda y El Chami se continúa utilizando la bodoquera; de igual manera el arco y la flecha en el Chocó, pero en menor escala.

Como no hay uso de trampas, se requieren la fortaleza y la destreza de los cazadores, ligadas al profundo conocimiento que los Emberá tienen de la selva y de las costumbres y características de sus presas. Se obtiene del medio otros animales como: iguana, cangrejos, tortuga y monos.

Las aves de predilección son las perdices, pavos, patos, cuervos, guacamayas, golondrinas, palomas, cotorras. loros y tucanes. Los jóvenes se inician en la cacería atrapando aves y otras presas pequeñas.

La dieta de carne se complementa con algunos animales domésticos como pato, gallinas y cerdos, los cuales son cuidados por mujeres. Aunque es muy raro, algunas familias pueden llegar a tener alguna cabeza de ganado vacuno. La carne de las presas obtenidas se consume fresca y la que sobre se sala o ahuma. Cuando hay abundancia se comparte con los parientes y amigos.

La pesca es la tercera actividad de importancia en el economía Emberá chocoana, puesto que en las zonas de montaña está en vías de extinción. En un oficio cotidiano de desempeño por hombres, mujeres y niños, pero con especialidades especificas para cada uno de ellos.

Los hombres la realizan con atarrayas, arpones, anzuelos, chuzos y barbascos, extrayendo gran variedad de peces como bocachico, denton, sabaleta, doncella, kicharo, bagre. barbudo. sardina y mojarra.

Las mujeres buscan las coroncoras o wakukos, adheridas a las piedras, las cuales atrapan con la mano; algunas veces pescan con atarrayas pequeñas otras clases de peces.

Los niños participan en la pesca de acuerdo con las actividades de su sexo.

Lo más ancianos son quienes recurren al arco y a la flecha para la pesca en época de subienda.

Luego de obtener los peces, las mujeres se encargan de desescamarlos, limpiarlos y prepararlos. Se consumen frescos, o se salan ahuman en barbacoas encima del fogón para consumirlos posteriormente.

Las actividades agrícolas y de subsistencia se combinan con aquellas tradicionales. de acuerdo con la división del trabajo entre hombres y mujeres.

La cestería es una actividad practicada por todas las mujeres de la comunidad. Dependiendo del material se elaboran diferentes tipos de canastos. De la iraca, hoja blanca, , hinguru y joro, se cortan los tallos más largos, para separarles la corteza, la cual de adelgaza hasta convertirla en fibra textil. Con ellas se tejen los diferentes canastos (jabara) elaborados para guardar la harina de maíz y/o el arroz. De forma cuadrada, su tamaño oscila entre 12 y 60 cm de altura. De él se realizan varios diseños.

 

Tejidos en técnicas de asargado (cora) se usan como recipientes para enseres de cocina, o para guardar ropa, tejido en técnica hexagonal cruzado, (petal) canasta cuadrada con tapa, tejidas en asargado. Se utilizaban para llevar carnadas en la pesca (punizaza) cesto globular de boca ancha y tejido abierto, son éstos los más usados. Con estas fibras también se elaboran sopladeras, para avivar el fuego y juguetes para los niños.

Webgrafía: http://www.upme.gov.co/guia_ambiental/carbon/areas/minorias/contenid/embera.htm

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